La mañana del 28 de diciembre de 2014, Fredy Vladimir Hernández, un joven de 24 años y conocido en el mundo del deporte por ser campeón nacional y centroamericano de lima lama, invitó a Ana (nombre cambiado por protección a la víctima), de 16 años, y a su hermano menor a ver una película a su casa.

La familia de ambos mantenía buenas relaciones por ser vecinos de la urbanización Santa Eduviges, en Soyapango, por lo que se había creado una amistad entre los jóvenes.

Ese día, según relató Ana, no era la primera ocasión que visitaba al también estudiante de administración de empresas. En otras oportunidades, ella había llegado para siempre ver alguna producción cinematográfica.

Pero ese día, su hermano menor se fue de la vivienda de Hernández por lo que quedaron solos Ana y el atleta. Minutos después, ella solicitó entrar al baño y luego de hacerlo –mientras hacías sus necesidades- observó que el sujeto estaba viéndola a través de una ventana e ingresó por medio de esta.

Al entrar al baño, Hernández empezó a agredir sexualmente a la menor de edad, quien asustada empezó una disputa contra su agresor. Este último tocó sus partes genitales y sus senos en varias ocasiones, pero dejó de hacerlo cuando escuchó que alguien abrió la verja de la entrada principal de la vivienda: su abuela retornaba a casa.

El trauma de la menor fue tan grande que guardó silencio hasta en enero de 2015 cuando le relató lo sucedido a su madre. La agresión agravó los padecimientos de la niña, ya que ella sufre de problemas psiquiátricos por lo que recibe tratamiento desde el 2010, lo que incluso la hace más vulnerable a este tipo de situaciones, como lo comunicó la representante de la Fiscalía General de la República (FGR) a cargo del caso.

Debido a que la afectada sufrió varios ataques de ansiedad y se puso mal de salud, su progenitora decidió interponer la denuncia ante la FGR hasta en el 9 de marzo. Antes de este proceso, el sujeto, quien es hijo del presidente de la Federación Nacional de Lima Lama, Vladimir Hernández, había llegado a la vivienda de la víctima y fue expulsado de la misma tras ser encarado sobre este problema.

“Él hasta me pidió disculpas y me dijo que solo fueron unos ‘tocones’ los que había hecho”, comentó la madre de Ana, en el juicio que se desarrolló este martes en los tribunales, luego de que la FGR lo acusara por otras agresiones sexuales cometidas contra una menor de edad.

La tercera fue la vencida

Desde que se supo el delito en la Fiscalía, el caso ha tenido dos audiencias de vistas públicas. La primera se desarrolló el 23 de septiembre de 2015 en el Tribunal 3° de Sentencia, en donde el fallo del juez fue absolutorio, por lo que el atleta quedó en libertad.

Sin embargo, la FGR apeló esa decisión y la Cámara 3° de lo Penal anuló la vista pública el 15 de julio de 2016, por lo que el 16 de septiembre de ese mismo año el Tribunal 4° de Sentencia desarrolló una segunda audiencia. En esta ocasión el fallo del juez fue condenatorio.

Tras conocer el fallo, el abogado defensor de Hernández fue quien apeló la decisión. Por eso, la Cámara 1° de lo Penal volvió a anular la vista pública y envió el caso al Tribunal 2° de Sentencia.  El pasado 9 de febrero de este 2018 estaba programada la audiencia de vista pública, pero fue aplazada.

Tras un largo proceso, este martes la jueza emitió una condena en contra del atleta de seis años de prisión y un pago de $1,000 por responsabilidad civil, dinero que servirá para que la menor afectada reciba la ayuda psicológica necesaria.

Entre lágrimas, Hernández –hoy de 28 años de edad- abrazó a su padre y tuvo que asumir la pena impuesta.

“Las pruebas hablan por sí solas. Ese tipo de agresiones sexuales no hay que restarles importancia, porque son acciones penadas por la ley y prueba de ello la condena hasta en responsabilidad civil”, comentó la fiscal de la unidad relativa a la mujer, la niñez y adolescencia en su relación familiar, de Soyapango.

Las afectaciones en la menor de edad

Según lo que relataron los testigos que hablaron a favor de Ana, la familia tuvo que mudarse de vivienda, porque la afectada cayó en una crisis de nervios y ansiedad.

Ana siempre tuvo problemas psiquiátricos. En al menos dos ocasiones cometió autoagresión tras cortar una de sus piernas y una de sus manos antes de ocurrir los hechos.

Luego de la agresión en su contra, la víctima intentó suicidarse por pensar que había quedado embarazada, pues fue el mismo atleta que la hizo dudar por haber rosado su parte genital con la de ella el día del ataque.

“Yo no quería estar embarazada y no iba a querer a ese bebé”, dijo la menor al declarar en cámara Gesell. “Después de que le conté a mi mamá, nos dimos cuenta de que Fredy también había besado a la fuerza a una vecina”, agregó.

Mientras que los testigos a favor del atleta mantuvieron la versión que este había brindado desde un inicio del proceso: que el 27 y 28 de diciembre de ese 2014 se encontraban remodelando la Federación de Lima Lama, por lo que no estuvo ese domingo en su casa cuando sucedieron las agresiones. 

Palabras que fueron poco creíbles ante la jueza, quien cuestionó sobre las remodelaciones que realizan en la federación y dejó entrever que no son constantes.