• Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Judiciales - FEMINICIDIO

Graciela, la mujer que vivió con violencia desde los 15 años termina con 56 puñaladas a manos del hombre que dijo amarla

Mientras el hombre —de acuerdo a las investigaciones iniciales—la apuñalaba, los gritos de Graciela corrieron en todo el lugar, los vecinos no sabían de quién se trataba y no salieron a ver por temor. Los gritos se terminaron, Graciela, pues ya estaba muerta. Héctor y Graciela se iban a casar el domingo 15 de abril.

Héctor Turcios y Graciela Ramírez. Foto: Facebook.
Héctor Turcios y Graciela Ramírez. Foto: Facebook.
Graciela, la mujer que vivió con violencia desde los 15 años termina con 56 puñaladas a manos del hombre que dijo amarla

Graciela Ramírez tenía 22 años de edad cuando fue asesinada con lujo de barbarie el pasado 13 de febrero de 2018. Ella fue llorada y enterrada por sus familiares y amigos, quienes se despidieron de su cuerpo en un cementerio del municipio de Mejicanos, mientras que la cólera y el desconsuelo brotaban en aquella multitud.

La vida de Graciela no fue como ella quiso por más que lo intentó. Según relata su familia, en su vida conoció a dos hombres que en algún momento le prometieron y le juraron amor. Ella los amó, pero estos hombres fueron las piedras en el corazón de la joven. Su último amor, con el que estaba apunto de casarse, le arrebató la vida de la manera más violenta. 

La relación parecía ir viento en popa. La pareja pasó comprometida un año, tiempo en el que la mujer incluso llegó a comprar el vestido que quería usar el día de su boda, además como regalo a su pareja se tatuó uno de sus apellidos, como se pudo evidenciar en las redes sociales de la pareja. Pero una noche de tragos se convirtió en el infierno para Graciela. 

Según las investigaciones de la Fiscalía, eran las 11:30 de la noche del 12 de febrero, Graciela y Héctor departían en un bar algunas cervezas. Fue entonces que ella le dijo que ya no quería seguir con la relación debido a los celos obsesivos que él tenía. Esto fue un balde de agua fría para él porque no soportó la idea separarse de ella. El calor del alcohol incendió, a un más, la discusión que se extendió hasta la madrugada cuando llegaron a la casa de ambos en la colonia Jardines de Zacamil, en Mejicanos. 

En el lugar, Héctor la tomó del cuerpo y comenzó a golpearla. Las palabras que Graciela le dijo minutos antes le hicieron un eco constante en su cabeza. Mientras la agredía, esas palabras fueron el combustible hasta que la tiró hacia una plancha de cemento y fue ahí cuando sacó un cuchillo y comenzó a apuñalarla. 

“¡Por favor, mi amor, ya no sigas!”, gritó Graciela mientras Héctor, el hombre que dijo amarla alguna vez, le metía varias puñaladas en el cuerpo. “¡Te amo!”, dijo llorando de dolor con el propósito de salvar su vida, contó la Fiscalía. Todos aquellos momentos felices que tuvo con él se fueron convirtiendo en horror y un dolor indescriptible.

Mientras él la apuñalaba, los gritos de Graciela corrieron en todo el lugar, los vecinos no sabían de quién se trataba y no salieron a ver por temor. Al tiempo, los gritos se terminaron, pues Graciela ya estaba muerta. Fueron 56 puñaladas de forma continua las lograron dañar varios de sus órganos, así como extremidades y cara. Graciela estaba irreconocible. 

El informe señala que el ataque se prolongó durante más de media hora. Nadie hizo nada, todos los vecinos escucharon los gritos. Según la Fiscalía hicieron cuatro llamada al 911, pero estas fueron en vano, la Policía nunca llegó a la zona. El fiscal general Douglas Meléndez señaló que después de agredir a Graciela, Héctor comenzó a ver a todos lados para asegurar que no fuera visto.

Dejó el cuerpo, caminó su casa, la cual estaba cerca de la escena, y minutos después regresó al lugar con una sábana y acompañado de su hermano, Ángel de Jesús Henríquez, con quien movieron el cuerpo hasta una zona verde cercana a la casa, donde fue encontrada a las 6:00 de la mañana. 

Su cuerpo sin vida fue encontrado semidesnudo, boca abajo y con sus pertenencias a un lado.

La noche cuando velaron a Graciela

Héctor se encontró frente al ataúd de Graciela. Periodistas conversaron con él y señaló que en horas del día la Policía Nacional Civil (PNC) había llegado a su trabajo como si “iban a traer a uno de los 100 más buscados”, explicó a los periodistas mientras se reía con sarcasmo. “A ella la consentí tanto, me enseñaron a cuidar a una mujer”,  dijo con tono cortado durante la entrevista.

Cuando lo interrogaron, él aseguró que Graciela no había llegado la noche del lunes, un día después de que ella decidiera terminar la relación amorosa con Héctor. A la mañana siguiente, fue encontrada muerta a las cercanías de la casa donde ambos vivieron.

“Sí, teníamos problemas por los celos de ella, problemas de pareja”, dice Héctor. Así también señala que nunca la agredió físicamente.

Durante el velorio de su compañera de vida, Héctor señaló que desconocía el móvil del crimen pero sospechaba que podría estar vinculado a alguno de los clientes que ella tenía en un bar donde ella trabajaba.

Esa noche Héctor lloró a la que habría sido su esposa, tenían planes de casarse el pasado 15 de abril y aunque señaló que habían terminado porque ella había comenzado una relación con un PPI, la investigación policial y fiscal reveló otra cosa y ahora es el principal sospechoso del feminicidio. 

En horas de la madrugada de este miércoles, arrestaron a su prometido y presunto feminicida, cuando regresaba de Guatemala hacia El Salvador, donde supuestamente él dijo que se había refugiado para "superar el luto" tras la muerte de Graciela. También capturaron a su hermano, quien está siendo acusado por ser su cómplice. 

Un pasado violento al que nunca quiso volver

La familia de Graciela cuenta que la joven con tan solo 15 años conoció a un hombre, que al igual que Héctor, le prometió amor y protección. La relación floreció, pero al poco menos de dos años los golpes y las humillaciones comenzaron a marchitar todo lo que Graciela sentía por él, incluso pese a que ya en ese momento ya habían procreado un niña.

La violencia dentro de la relación era evidente, en varias ocasiones amenazó con quitarle a su hija si decidía denunciar el abuso con las autoridades. La hermana de Graciela durante el velorio confesó el maltrato entre susurros: “Él le pegaba, la golpeaba y de repente andaba con moretones. Era un hombre muy violento”. Sin embargo, ella tomó el valor y decidió acabar con la violencia en su contra.

El día en el que ella fue a la delegación a interponer la denuncia los policías que tomaron su declaración le dijeron, como si no fuera importante, que ella “tomara la justicia por sus propias manos”. Ella consternada pidió ayuda hasta que logró conseguir una orden de alejamiento hacia su agresor y fue resguardada en una casa de víctimas de violencia intrafamiliar.

Graciela, de 22 años, fue una mujer que a sus pocos años de vida conoció el horror de vivir con miedo de sus dos parejas. Fue víctima de dos hombres que prometieron cuidarla y apoyarla en todo momento. Sin embargo, con el paso del tiempo fueron tornándose violentas.

Antes de su muerte, fue víctima de otro hombre, a quien el fiscal general a calificado como un "mantenido" por lo que se vislumbra que la violencia económica empañó los últimos días de esta relación que terminó con 56 puñaladas y una menor de edad que queda en la orfandad.  

La Fiscalía incluso ha dicho que investigará a todas las instituciones que en este y en otros casos hayan actuado con negligencia y permitieron que el crimen se consumara. 

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