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Política - Columna de opinión

Aumento al IVA: ¿cortina de humo o simple reculada del gobierno?

Columna de opinión. Aunque las declaraciones sobre el impuesto no son un anuncio oficial, sí son otra avanzadilla para medir la opinión pública al respecto. De hecho, no es muy aventurado sospechar que, cuando el ministro Cáceres agrega el tema del impuesto al patrimonio, ya está haciendo una primera matización de los términos del problema.

Aumento al IVA: ¿cortina de humo o simple reculada del gobierno?

Geovani Galeas - copiaCuando un gobierno toma una decisión polémica es usual que, antes de darla a conocer, de manera oficial, quiera “tantear el terreno” para medir la posible reacción de la opinión pública. En estos casos el método es la filtración parcial de la noticia por medio de funcionarios que la cuentan, “confidencialmente” a periodistas, con la consabida solicitud de no mencionar sus nombres.  

Si se percibe que el rechazo a la disposición es muy grande e intenso, entonces se matizan los términos de la misma o simplemente se desmiente la información y se recula.

Efectivamente, hace unos meses y en el marco de la crisis fiscal que ha dificultado al gobierno el pago de sus obligaciones, se comenzó a decir de modo extraoficial que el gobierno ya había decidido proponer el incremento del Impuesto al Valor Agregado en al menos dos puntos porcentuales, tal como lo ha recomendado el Fondo Monetario Internacional.  

Ante esos rumores, el analista político Julio Valdivieso advirtió lo siguiente: “El partido que vote por aumentar el IVA debe preparar su propio velorio”. Con ello quería decir que el supuesto incremento impositivo implicaría otro duro golpe a la ya deteriorada economía popular, y por tanto un alto costo político electoral para las fuerzas partidarias que lo avalaran.

Pero podría decirse que esa es solo una visión de derecha, puesto que Valdivieso suele reivindicar sin ambages su posición en esa zona del espectro ideológico. Sin embargo, desde la izquierda misma, el alcalde de San Salvador que fue postulado por el FMLN, Nayib Bukele, ha manifestado de manera reiterada una opinión bastante parecida.

Por ejemplo, el pasado 28 de noviembre, en la entrevista matutina del Canal 21, Bukele recordó que, en los años 90, ARENA puso el IVA al 10% argumentando que no impactaría a los pobres, pero que luego ese impuesto se extendió a la canasta básica, y poco después se incrementó al 13%, aumentando considerablemente el costo de la vida para la población, “y ahora ya se está hablando de volver a incrementarlo”, dijo el edil capitalino.

Pero el miércoles pasado fue el ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, quién dijo de manera abierta a los medios que “subir unos puntos al IVA es una realidad que más temprano que tarde se tiene que dar”, aunque agregó el predecible “pero hay que buscar un mecanismo que compense a los pobres", y además matizó que “primero se debe trabajar en un impuesto al patrimonio y después el incremento al IVA”.

Aunque eso no es un anuncio oficial, sí es otra avanzadilla para medir la opinión pública al respecto. De hecho, no es muy aventurado sospechar que, cuando el ministro Cáceres agrega el tema del impuesto al patrimonio, ya está haciendo una primera matización de los términos del problema. Me refiero a que no son pocos los que opinan, con razón o sin ella, que el mientras IVA golpea a los pobres, el impuesto al patrimonio castiga a los ricos. 

Y si eso fuera así, lo que el ministro habría intentado es ofrece una imagen más balanceada de la política tributaria. ¿Pero es así realmente? 

Todos los impuestos tienen mala fama. A nadie le agrada pagarlos porque el sentido común dicta que el dinero está mejor en los bolsillos de los ciudadanos que en las no siempre austeras ni siempre sensata u honradas de un gobierno, cualquiera que este sea. Sin embargo, existe la percepción de que hay impuestos menos malos. 

Para unos la justicia tributaria radica en que paguen más los que más tienen, por medio de los impuestos directos o progresivos a la renta y al patrimonio. Otros consideran que eso es una penalización contra quien más emprende, trabaja y ahorra, y que en realidad afecta más a las clases medias que a los potentados, por eso mismo cree más razonable el impuesto indirecto o regresivo al consumo, cuyo ejemplo más emblemático es precisamente el IVA.

En todo caso, parece que un incremento al IVA no le hace mucha gracia a un contingente social considerable, y que la ya citada advertencia de Julio Valdivieso tiene eco incluso entre las mismas filas de la izquierda. Esto queda claro en la también citada entrevista de Nayib Bukele, en la que el alcalde de San Salvador agregó lo siguiente:

“Lo que impulsa el FMLN desde el gobierno son políticas más bien neoliberales (…) Esas medidas, como quitar subsidios (a la energía eléctrica y al gas propano) son de corte derechista. Ahora también quieren duplicar el impuesto al FOVIAL, y yo estoy en contra de eso porque siempre se carga al pueblo. El gobierno está castigando a la clase media con impuestos tras impuestos”. Más claro es imposible.

Puede ser correcto o incorrecto, pero es un hecho que ningún gobierno tomas decisiones antipopulares, o que al menos sean percibidas como tales, en las proximidades de un proceso electoral en que se juega la preservación o la pérdida del poder. Pero si, como creemos, un ministro de Haciendo no puede ni debe hablar por hablar en materias tan delicadas como las tributarias, algo de lo que dijo respecto al IVA se estaba cocinando en CAPRES.

Pero no sería la primera vez que este gobierno filtra información que luego desmiente para efectuar la clásica reculada. Puede ser que el intento de analizar el motivo de esa posible conducta errática no sea ocioso, y quizá lo hagamos en una próxima columna.

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