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Política - Análisis

Gobierno desastroso de Sánchez Cerén aumenta frustración de la gente, según encuestas

Ni ARENA ni el FMLN han logrado satisfacer las expectativas de la población surgidas tras los Acuerdos de Paz, según se puede interpretar en las mediciones

Salvador Sánchez Cerén. Foto tomada de sitio web de Casa Presidencial.
Salvador Sánchez Cerén. Foto tomada de sitio web de Casa Presidencial.
Gobierno desastroso de Sánchez Cerén aumenta frustración de la gente, según encuestas

El gobierno de Salvador Sánchez Cerén ha sido y es un desastre. Y eso aumenta la frustración ciudadana porque ni ARENA ni el FMLN han cumplido las expectativas que surgieron desde los Acuerdos de Paz. Al menos eso es lo que se puede interpretar de varias encuestas; la más reciente dada a conocer por LPG Datos, que evalúa los dos años y medio de gestión del actual presidente. La gran mayoría de los ciudadanos consultados reprueban esta gestión en todas sus áreas. 

A la mitad de su periodo presidencial, el índice de aprobación de Mauricio Funes era de 72%, mientras que la aprobación para Sánchez Cerén ha caído en picada hasta un 42.5%, nada menos que una pérdida de 30 puntos en relación a su antecesor. 

¿Por qué ocurre esto y qué significado tiene para el país? El Salvador Times planteó estas preguntas a Jeannette Aguilar, quien desde hace diez años dirige el Instituto de Opinión Pública de la UCA. La primera respuesta de esta experta es categórica: “Lo que vemos en las encuestas es un gran cansancio de vivir en un país donde no hay soluciones a los grandes problemas”, dice.

Efectivamente, una mirada rápida a las últimas encuestas del IUDOP evidencia una erosión constante y sostenida en la confianza de la población en el gobierno de Salvador Sánchez Cerén. A finales de 2015 el gobierno central en su conjunto alcanzaba apenas un 12.5 de aprobación, en tanto que el 55.5 señalaban cambios negativos desde que Sánchez Cerén asumió el gobierno.  

Seis meses después, en la evaluación de su segundo año de gobierno, esa percepción de cambios negativos aumentó al 62.8; mientras que el 59.1 de los ciudadanos creía que la economía había empeorado y el 57. 6 que la delincuencia aumentó. Siendo seguridad y economía los problemas principales del país, resulta paradójico que el ministerio mejor evaluado resultó ser el de Turismo con apenas un 6.9 en una escala del uno al diez. 

Jeannette Aguilar enfatiza que eso es preocupante porque en la evaluación del segundo año de gobierno aumentaron las instituciones del ejecutivo que no alcanzaron una nota de 6 y ninguna llegó al 7, a diferencia de años anteriores que ministerios como el de Educación si lo lograban.

Pero esta percepción negativa la comparten los otros dos órganos del Estado. De cada 100 ciudadanos, por ejemplo, solo 5.5 tienen mucha confianza la Asamblea Legislativa, y solo 8.6 de cada 100 tienen mucha confianza en la Corte Suprema de Justicia.

La derecha, frustración de la esperanza

Según la especialista de la UCA, sin embargo, esta acumulación de frustración y pesimismo en la ciudadanía no es nada nuevo, ey más bien es una conducta cíclica, producto de la constante insatisfacción de necesidades básicas de la población y el incumplimiento de promesas que en diferentes etapas alentaron la esperanza y la posibilidad de un cambio. 

La firma de los Acuerdos de Paz, el inicio de una era democrática, la creación de nuevas instituciones como la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, la Policía Nacional Civil, la incorporación de la izquierda representada principalmente en el FMLN al sistema político, crearon expectativas de que finalmente el país se enrumbaría hacia el desarrollo. 

No fue así. Las reformas neoliberales, implementadas desde el inicio de esta etapa y fortalecidas por el gobierno de Calderón Sol y aún más por el de Francisco Flores erosionaron la perspectiva de la gente sobre los ansiados cambios que la paz conllevaba. Apenas con 100 días, sin dolarización ni terremotos de por medio, el gobierno de Francisco Flores se enfrentaba a que el 93.2% de la población señalaba que el país vivía una crisis económica, y más de la mitad de los salvadoreños apuntaban a ese gobierno como el responsable. 

Esa percepción, lejos de mejorar se agudizó. Pese a su popularidad, y a un distanciamiento con las políticas públicas impulsadas desde la derecha, Elías Antonio Saca, tampoco logró restaurar la confianza y refrendar voto popular favorable a la derecha.

La izquierda, incumplimiento del cambio 

“Con la llegada de Mauricio Funes renació un clima de optimismo. Todas las mediciones que se cursan en este periodo de 2008, 2009 coincidían en encontrar ese optimismo, esperanza y cambio”, señala la experta.

A mediados de 2010, en la evaluación del primer año del nuevo gobierno, sin embargo, en lo relativo a seguridad y economía las opiniones negativas empezaban a crecer… Yo creo que lo de Funes en realidad no tuvo un asidero concreto y tangible para la gente”, señala Aguilar. 

A pesar de todo, hace dos años y medio, cuando Salvador Sánchez Cerén asumió el ejecutivo, concitaba el entusiasmo y la confianza popular al punto que la mitad de la población encuestada afirmó que el país iba a mejorar y el 53.1 % dijo tener mucha o alguna confianza en el nuevo gobierno.

Pero de nuevo hubo frustración de la esperanza e incumplimiento del cambio prometido.  Jeannette Aguilar insiste “Ahora lo que están capturando las encuestas, este clima de opinión tan adverso, no solo está asociado a la percepción de un gobierno incapaz, aunque en este momento ese clima adverso asociado a que urgen soluciones y la gente no ve que este gobierno dé pasos  sostenibles para encontrarlas. 

Pero este clima de opinión tan adverso tiene que ver con ese cansancio acumulado de décadas versus un mayor deterioro general del país. Llega este ciclo en donde de nuevo estallan todas las crisis, porque ninguno de estos gobiernos ni de derecha ni de izquierda han sido capaces realmente de resolver con inteligencia, con capacidad y con voluntad política los problemas de la gente”, y concluye la experta con un tono de tristeza: “la paciencia ya se agotó en la ciudadanía y lo que vemos ahora es un crecimiento de la desesperanza”. 

Ahora, a los problemas nunca resueltos hay que sumar además el hecho de ver desfilar a tres expresidentes, un ex fiscal general y una muy larga lista de diputados y altos funcionarios y ex funcionarios acusados o investigados por actps de corrupción, aparte de que recientemente se confirmó que también el presidente Salvador Sánchez Cerén y el vicepresidente Oscar Ortiz están bajo investigación.

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