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Política - Artículo de opinión de Vanda Pignato

Un nuevo aniversario de los Acuerdos de Paz; avances y retos

Carta VI a los candidatos a la presidencia de El Salvador.

Vanda Pignato
Un nuevo aniversario de los Acuerdos de Paz; avances y retos

Cada 16 enero —desde 1992— celebramos con esperanza la firma de los Acuerdos de Paz, que fueron el resultado de un largo proceso de diálogo entre el gobierno de ARENA de aquel entonces y el FMLN, para poner fin a doce años de conflicto armado en El Salvador.

Cuando se firmaron los Acuerdos de Paz, muchos salvadoreños y salvadoreñas comprendimos la importancia de este primer paso para superar la injusticia y la desigualdad. Doce años de guerra y cincuenta años de represión llenaron nuestros corazones de tristeza, luto y dolor, y acariciar con esperanza la paz, no solo nos abría una oportunidad del reencuentro familiar sino de la reconstrucción de la vida, el amor y la dignidad.

La llegada a la plaza “cívica” (oficialmente plaza Gerardo Barrios) para consumar los acuerdos de paz fue un hecho histórico, simbólico, sin precedentes. De fondo la bandera azul y blanca de El Salvador y, a la izquierda, la roja y blanca del FMLN; entonces empezamos a creer que los Acuerdos ponían la vida de El Salvador en una nueva ruta; la ruta de los cambios, de las transformaciones, de la justicia y la paz.

Pasados 27 años de ese memorable evento histórico, la pregunta que siempre aparece en nuestro pensamiento es ¿cuánto hemos avanzado en materia de justicia, inclusión, paz y desarrollo para todos y todas?, ¿hemos logrado realmente superar las causas que dieron origen a la guerra?, ¿la vida de las y los salvadoreños realmente ha cambiado?.

En primer lugar, es importante reconocer que El Salvador ha logrado avances importantes en materia política, económica y social, principalmente desde la llegada del FMLN al Gobierno en el año 2014 por libre elección popular.

Me quiero referir a algunos de estos avances, que poniendo nuestra mirada 27 años atrás, con certeza puedo afirmar que son el resultado de transformaciones estructurales que dan cuenta de un nuevo El Salvador:

En materia social resumo los siguientes avances:

El Programa Ciudad Mujer, una política social novedosa e innovadora que integra 16 instituciones públicas al servicio de las mujeres.

Nuevos y mejores hospitales, por ejemplo el Hospital Nacional de la Mujer.

Mejoras en los servicios de salud y reducción significativa del precio de los medicamentos, favoreciendo a las personas de más bajos ingresos.

Universidad gratuita para más de 40,000 estudiantes de bajos recursos, en su mayoría jóvenes mujeres.

Los131 municipios y 2 departamentos libres de analfabetismo, en donde las mujeres son la mayoría.

A penas y por razón de espacio, me refiero únicamente a 5 de muchos más logros y avances que podemos destacar en el marco de los cambios logrados en El Salvador.

Sin duda, aún existen muchos desafíos que vencer, sin embargo amigas y amigos,  si la ruta de las transformaciones ya iniciadas sigue su curso, no tengo duda que en el mediano plazo estaremos cumpliéndole a los y las salvadoreñas sus aspiraciones de un país mejor, un país en donde todas y todos gocemos de una vida digna y de respeto pleno a nuestros derechos.

Uno de los más grandes desafíos por vencer y al cual me quiero referir de forma particular, es la violencia de género, que entre otras cosas, tiene su origen en la violencia dentro de los hogares y sobre la cual nunca antes se hizo nada por cambiar.

En 20 años las mujeres no fuimos incluidas en los programas sociales y menos de índole económico y político.  Fuimos invisibilidades o tratadas como personas sin derechos, únicamente vistas y valoradas en nuestro rol tradicional y reproductor, tanto que nuestro derecho al voto es una conquista recientemente lograda. 

Ahora las mujeres tenemos el poder de cambiar la historia, de transformar la vida de decidir la ruta del país que queremos. Tenemos en nuestras manos el poder y la oportunidad de avanzar en la ruta del desarrollo inclusivo, de profundizar y mejorar los cambios logrados, por ejemplo el programa Ciudad Mujer. 

Cuando estén en el momento de decidir, pregúntense ¿Quién está realmente comprometido en proteger y defender a las mujeres? ¿Quién se opone a que los programas para promover el desarrollo integral de las mujeres se fortalezcan y amplíen? ¿Quién o quienes quieren revertir los avances logrados en el empoderamiento de las mujeres?.

Si nuestro compromiso es con el desarrollo de El Salvador y el bienestar pleno de nuestras familias, trabajemos juntas y juntos por un mejor país, de respeto, justicia y paz.

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