Princesa, Chispa, Coneja y La Negra son las encargadas de proporcionar la primera bebida que consumen algunos salvadores todas las mañanas en el centro de San Salvadores, la leche.

Ellas forman de un grupo de 17 cabras que todas las mañanas esperan a sus clientes frente al antiguo mercado Cuartel, justo en la esquina de la 1ª. Calle Poniente y 8ª. Avenida Sur, en San Salvador.

Según Eliseo Hernández, encargado de los animales, ya tienen seis años desde la primera vez en que un pastor evangélico inició con el negocio en ese lugar.

El joven aclara que inicialmente lo único que llevaba el religiosos era unos recipientes y los vasos donde servía la leche.

Sin embargo, los clientes dudaron que realmente se tratara de leche de cabra, y por eso es que al pastor se le ocurrió llevar las primeras cuatro cabras para convencer sus comensales.

“Así fue como varias personas comenzaron a venir, de esa forma es que se fue haciendo bien popular”, asegura Hernández.

Desde ese momento no falta la de leche de cabra en ese punto de la capital.

Clientes dudaban que fuera leche de cabra y por eso llevaron los animales

“Casi no se vendía porque las personas dudaban bastante si era de cabra”, dijo el comerciante.

La jornada para las cabritas inicia antes de las cuatro de la madrugada, pues en grupo viajan desde La Paz para estar en la capital a las cinco de la mañana.

“Muchas veces no queda chance de comer en la casa, así que para el camino no me falta aunque sea un trago de leche”, explicó Juan Morales, un obrero.

Cada vaso es vendido a $1, un precio al que muchos clientes consideran es lo justo.

“Se paga por algo natural, a veces uno paga más por jugos o refrescos que llevan muchos colorantes artificiales”, opinó María López, ama de casa.

Del grupo, la cabra más joven tiene dos años y la más viejita seis.

La jornada para estos animales termina a las nueve de la mañana, después son llevadas a descansar, hidratarse y comer lo suficientes para que produzcan mucha leche al siguiente día.

“La mayoría ya se acostumbró; las nuevas se incomodan (con el ruido de los vehículos) y se meten en medio del grupo, pero con el tiempo se acostumbran”, dice Eliseo.

“Al llegar a los corrales se les da mucha agua y se llevan a comer todo el día”, asegura.

El joven cuenta que hay personas buscan esta leche porque han visto mejoras en su salud.

Por ejemplo, quienes más la consumen son quienes padecen de anemia, al tiempo que ellos también hacen la sugerencia a sus clientes.

“Nosotros la recomendamos para la gastritis, dolor de cabeza, debilidad en las rodillas, los huesos”, aseguró.

“Es muy buenísima para quienes tienen anemia, eso se tiene bien comprobado porque muchas personas vienen y nos cuentan que la llevan como tratamiento y luego nos dicen que les ha levantado el apetito”, expresó.

El tratamiento que realizan, según sea el caso, es por 15 días o un mes tomando un vaso de leche diaria.

Antes de retirarse, los encargados de las cabras tienen que dejar bien limpio el lugar donde permanecen los animales; agua y mucho detergente son claves para no dejar mal olor.