Las secuelas del abuso que sufrió una joven italiana por parte de un turista guatemalteco, en su estancia en la playa El Tunco, son terribles, aunque ya ha pasado un año y siete meses desde que ocurrieron los hechos, según lo confirman algunas fotografías compartidas por su familia y amigos. 

Ilaria Silvestri, de 26 años, se encuentra interna en un centro médico de su país natal, Italia, donde le suministran medicamentos y recibe ayuda para realizar las tareas básicas: desde su aseo personal, alimentación hasta su movilización.

La mujer presenta un cuadro clínico complejo que incluye paraplejía; es decir, no puede mover desde las piernas hasta los pies y últimamente ha presentado calambres en sus manos, explicaron sus familiares.

Además, tiene un retraso mental agudo, lo que significa que sus capacidades se han limitado a las de una persona de 10 años de edad, lo cual ha limitado su nivel cognitivo, de manera que Silvestri, quien antes hablaba tres idiomas, ahora solo recuerda su lengua natal.

La ceguera es otro padecimiento que apareció paulatinamente, así como la insuficiencia renal por la que recibe un tratamiento de manera permanente.

Su estado de salud es el resultado de un paro respiratorio y un paro cerebral sufrido en noviembre del 2015, cuando fue tratada en el hospital Diagnóstico de El Salvador, después de haber sido víctima de una serie de vejaciones.

Silvestri fue privada de libertad durante dos días en un hostal de la playa El Tunco por el cirujano plástico guatemalteco, Javier Lara Quiroa, quien le suministró una sustancia en su organismo, presuntamente para mantenerla sedada y abusar sexualmente de ella.

El proceso judicial contra el agresor, condenado a 15 años de cárcel esta semana, detalla que no alimentó ni dio de beber nada durante dos días a la chica quien perdió el conocimiento por efecto de los sedantes.

Esa situación le provocó una deshidratación severa aunado a una insuficiencia renal aguda por la que es tratada con hemodiálisis y otros procedimientos médicos desde entonces. 

El daño en su organismo fue tan grave que la atención médica que recibió en tres hospitales diferentes, entre ellos dos privados, no fue suficiente para impedir una falla sistémica en su organismo, que inició con un paro respiratorio y terminó con las consecuencias graves que ahora adolece.

El juez que llevó el caso contra su agresor ordenó el pago de $50,000 en concepto de responsabilidad civil por los gastos en los que ha incurrido y sigue incurriendo la familia de Silvestri. 

Aunque sus familiares han encontrado un poco de consuelo con ese resultado se teme que la situación de Silvestri no mejore.

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— ElSalvadorTIMES (@DiarioTIMES) 10 de junio de 2017