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Social - Ciudad Arce

Joven que desde los 18 años ha vivido en una silla de ruedas trabaja en maquila para pagarse los estudios y convertirse en ingeniero

Un auto lo arrolló y perdió la movilidad en sus piernas, eso no ha impedido que luche por alcanzar sus sueños. 

Imagen de referencia tomanda de El Intransigente
Imagen de referencia tomada de El Intransigente
Joven que desde los 18 años ha vivido en una silla de ruedas trabaja en maquila para pagarse los estudios y convertirse en ingeniero

Su vida cambió drásticamente cuando un automóvil que transitaba a excesiva velocidad lo atropelló y tuvo que valerse de una silla de ruedas para seguir buscando su sueño como profesional: Ser un ingeniero mecánico.

Miguel ()nombre cambiado a petición de la fuente) era un joven al que le gustaba jugar fútbol y viajar en bicicleta, actividades que tuvo que dejar debido a la imprudencia del conductor que tras embestirlo huyó del lugar sin asumir ningún tipo de responsabilidad.

“El carro venía bien rápido y me golpeó, los doctores me dijeron que se me desvió la medula espinal y que ya no podría caminar”, recordó Miguel quien por la forma en la que lo comenta tiene muy presente aquel hecho ocurrido en 2002.

Su nueva forma de vivir provocó que el joven cayera en una profunda depresión durante tres años en los que estuvo sin ánimos de salir de su casa por temor a las miradas y comentarios a los que estaría expuesto.

“Yo no quería que me vieran, no sabía que iba a pensar la gente y no quería que me vieran con lástima”, señaló este hombre quien no tuvo ayuda profesional para salir de la crisis en la que se encontraba sumergido.

"Comencé a darme terapia yo solo”,  aseguró Miguel quien se planteó las posibilidades de superación que tenía y que estaba dejando pasar por el hecho de estar atado a una silla de ruedas.

La actitud positiva que comenzó a tener se vio reforzada cuando una Organización No Gubernamental le regaló una silla de ruedas con la que tuvo que aprender a movilizarse sin necesitar mucha ayuda.

“Las primeras veces fue bien difícil andar en la silla de ruedas, uno no sabe manejarla y no es fácil porque hay que hacer fuerza, pero con el tiempo uno aprende”, afirmó el joven con un tono de satisfacción.

Una maquila es el vehículo para llegar a ser ingeniero

Consciente del tiempo perdido, Miguel ha comenzó a reorganizar su vida y seguir estudiando para lograr convertirse en un ingeniero mecánico, algo que busca trabajando en una maquila en la que ha encontrado el apoyo necesario.

El trabajo lo consiguió gracias a su hermana, quien también labora en el mismo lugar, que lo refirió con uno de los jefes para poder optar a una plaza de digitador de pedidos, la cual le fue concedida.

Actualmente, cursa el segundo año de bachillerato general a distancia en uno de los centros educativos autorizados por el Ministerio de Educación en Ciudad Arce, en poco tiempo se graduará para poder iniciar con su carrera universitaria.

“Yo quiero seguir estudiando, siempre me ha llamado la atención la mecánica y eso voy a estudiar al salir del bachillerato”, aseguró Miguel con voz firme y segura de lo que quiere hacer con su vida luego de aquel trágico accidente.

Problemas de salud por su condición

Debido a que pasa todo el tiempo en silla de ruedas, Miguel sufre de ulceras en la piel, algo que al perder la sensibilidad nunca sintió, por lo que ha sido necesario intervenirlo en tres ocasiones por este mismo mal.

“Como yo no siento nada no me di cuenta de lo que pasaba, pero venia que la ropa se manchaba y me pareció raro. Entonces, me llevaron a pasar consulta y ahí me dijeron lo que tenía”, recordó.

La primera vez fue a un hospital por este mal fue en 2011, los médicos le dijeron que debían operarlo. Tras la operación pasó en recuperación durante seis meses, tiempo en el que pensó que ya no tendría problemas nuevamente por esta razón. Sin embargo, en 2016 y 2018 volvieron a aparecer las ulceras por lo que se sometió a dos cirugías más.

Ahora, viaja dos veces por semana desde Ciudad Arce hasta la capital para recibir las curaciones que necesita tras la operación, “gracias a Dios siempre salgo bien, ya solo estoy esperando curarme y así ya no vengo”, comentó.

Pese a las adversidades que ha tenido que superar, Miguel a sus 34 años de edad,  lucha cada día para salir adelante junto a su hermana y su madre, quienes han estado con él en las etapas más duras de su vida.

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