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Reloj de Flores sin agujas y sin funcionar

En el emblemático monumento ubicado en la Avenida Peralta de San Salvador se han invertido miles dólares, pero actualmente está inservible.

Reloj
Reloj de Flores sin agujas y sin funcionar

El icónico Reloj de Flores es conocido por los salvadoreños como uno de los monumentos más emblemáticos de la capital, San Salvador.

Con casi 47 años de haber sido instalado, su maquinaria no funciona desde hace varios años, pese a que anteriores administraciones de la municipalidad capitalina le han invertido miles de dólares en su recuperación y mantenimiento.

Cada vez que una gestión municipal termina, el mítico reloj vuelve a caer en el olvido y en el descuido. Las agujas fueron hurtadas y sólo quedan las flores que lo adornan.  Se desconoce el estado de la maquinaria interna.

Uno de los problemas de dicho monumento capitalino es que en esa zona es frecuente el pulular de vagabundos quienes violentan el mítico Reloj de Flores.

Aunque está rodeado una pequeña valla metálica, el monumento es frecuentemente usurpado por vagabundos. La ley manda que miembros del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) se encarguen de la custodia y protección de los monumentos municipales, sin embargo, en este caso, es raro ver a agentes del CAM custodiando el Reloj de Flores.

La sede del Distrito 6 de la Alcaldía Municipal de San Salvador (AMSS) también se encuentra a escasos metros del monumento, pero no realiza alguna gestión para recuperar el funcionamiento del Reloj de Flores.

Frente al monumento solo ha quedado una placa en la que está escrito el nombre del exedil Norman Quijano cuando volvió a inaugurar el funcionamiento del reloj.

En uno de sus considerandos, la Ordenanza Reguladora del Uso de Parque y Plazas del Municipio de San Salvador establece que: “Es un atribución del Concejo Municipal la protección y conservación de los bienes del municipio”.

La normativa indica que por causar daños a bienes municipales se imponen multas que van de uno a tres salarios mínimos. Sin embargo en los daños causados al Reloj de Flores no se conoce de alguna multa impuesta.

El Salvador Times consultó en el Distrito 6 de la Alcaldía de San Salvador sobre quiénes son los encargados de rescatar y dar mantenimiento al Reloj de Flores, pero los personeros de la entidad remitieron el caso a comunicaciones de la comuna capitalina.

Se llamó a ese lugar, pero no hubo respuesta.

Historia cargada de abandono

Fue en 1971 que el Reloj de Flores fue instalado en el sitio en donde actualmente se encuentra. El presidente Fidel Sánchez Hernández estaba en la presidencia cuando el monumento fue instalado para desplazar a una estatua del indio Atlacatl y a una fuente luminosa.

El mecanismo del reloj fue exportado de Francia a un costo de 15 mil colones. Tras terminar la base, el reloj fue inaugurado oficialmente el 29 de abril de 1971 y la intención de colocarlo en ese sitio era que diera la bienvenida a los salvadoreños que venían de Oriente.

Historiadores indican que durante el conflicto armado, entre 1979 y 1992, el Reloj de Flores poco a poco quedó en desuso y terminó destruido por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento.

Los vagabundos lo tomaron como zona de descanso o para hacer sus necesidades fisiológicas. Tras pasar el conflicto armado, el entonces alcalde capitalino José Napoleón Duarte en 1982 inició las reparaciones del Reloj de Flores y el monumento volvió a dar la hora.

El reloj no pudo contra el tiempo y el aparato colapsó nuevamente. Fue hasta 2002 que la maquinaria fue reparada y volvió a activarse gracias a las gestiones del entonces alcalde de San Salvador, Héctor Silva. Su reparación tuvo un costo de 5 mil dólares.

Los años y la falta de mantenimiento volvieron a hacer que la maquinaria del reloj se dañara. Pasaron nueve años para que el entonces alcalde Norman Quijano ordenara repararlo y con 10 mil dólares la municipalidad emprendió el rescate del monumento.

A parte de reparar su maquinaria, remozó los contornos del monumento y lo protegió con una valla metálica. Al salir de la comuna, el emblemático monumento cayó en desgracia nuevamente. Hoy está abandonado, sin agujas y se sigue siendo un refugio para vagabundos.

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