• Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 09:16

Judiciales - a espera de juicio

Este es el tratamiento psiquiátrico de Ronald López, mejor conocido como el "Decapitador del centro"

Los medicamentos son ingeridos cada ocho y doce horas.

Decapitador Ronald Alexander López
Este es el tratamiento psiquiátrico de Ronald López, mejor conocido como el "Decapitador del centro"

“Implica riesgos, tanto para los demás así como para sí mismo”, esa fue una de las cinco conclusiones que el psiquiatra forense del Instituto de Medicina Legal (IML) llegó luego de una entrevista con Ronald Alexander López Hernández, mejor conocido como el “Decapitador del centro”, luego de cortarle la cabeza y los genitales a un contador de bares en el corazón del centro de San Salvador el 10 de abril de 2018.

En la audiencia preliminar en contra de Ronald, el titular del Juzgado Séptimo de Instrucción de San Salvador ordenó realizarle un peritaje psicológico con el objetivo de conocer si el imputado tendría algún problema mental por haber asesinado a Rogelio Cabrera Gómez.

El 17 de agosto de 2018, el reo llegó a un consultorio del Instituto de Medicina Legal (IML), donde fue atendido por un psiquiatra forense con el cual platicó sobre todo el desarrollo de su vida hasta la actualidad. Ese día llegó esposado, bajo custodia y con su uniforme de reo “un tanto descuidado”.

Tras varios minutos, el galeno concluyó, de manera preliminar, “podría tratarse de una esquizofrenia paranoide”, pero que para llegar a ese diagnóstico el hombre tendría que pasar por varios procesos clínicos que podrían dar por sentado tal afirmación.

Otra de las cosas que recalcó el galeno fue que Ronald pudo haber estado bajo un lapso de su trastorno cuando este le cortó la cabeza y los genitales a su víctima en un bar ubicado sobre la 17ª avenida Norte y la 3ª calle Poniente, a unas pocas cuadras del centro de Gobierno en el centro de San Salvador.

El documento dice que es capaz de colaborar en el interrogatorio de la vista pública programada para marzo en el Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador. Y recomendó mantener al imputado en tratamiento psiquiátrico mientras esto se desarrolle.

Los medicamentos y tratamientos

En observación constante y dentro del hospital, Ronald recibe sesiones de terapia electroconvulsiva, las cuales consisten en llevar pequeñas corrientes eléctricas al cuerpo a través del cerebro. Para esto se necesita que el paciente este bajo anestesia general.

Según una receta médica, anexada al expediente judicial, diariamente el imputado toma varios medicamentos que le ayudan a sobrellevar su enfermedad mental con su rutina:

Risperodona, la cual se usa para tratar los síntomas de esquizofrenia. Debe de tomar un tableta y media cada 12 horas.

Clonazepam de dos miligramos cada ocho horas, este fármaco actúa en el sistema nervioso central y es utilizado para pacientes con trastornos de ansiedad y bipolaridad.

Ácido Valproíco de 500 miligramos cada 12 horas, medicamento antiepiléptico y estabilizador del estado de ánimo.  

Previo al asesinato, otros médicos le diagnosticaron con esquizofrenia, ya que padecía de constantes alucinaciones y episodios de persecución por lo que fue internado en el hospital psiquiátrico en al menos cuatro ocasiones. Este proceso también estuvo acompañado de medicamentos, pero que por alguna razón fueron interrumpidos.

“No sabía por qué me perseguían, pero me daban un gran miedo”, le dijo en aquella sala médica.

Durante su plática, se mantuvo con una expresión facial rígida mientras contestaba a cada pregunta que el forense le realizaba con un lenguaje “lógico y coherente”. Confesó haber atacado al contador, con quien nunca había tenido contacto.

El informe pericial señaló que es una persona que se mantiene alerta, orientado en tiempo y lugar con la capacidad de entender y concentrarse; así como con la capacidad de memoria normal, es decir que podría recordar aspectos importantes de su vida sin complicación.

Según el propio imputado, mantuvo una vida estable y que no sufrió ningún tipo de maltrato por parte de sus padres ya que “lo trataron bien”. Los primeros años de su vida los vivió con su papá, pero tras su muerte decidió regresar con su madre con la que vendía ropa y ocasionalmente frutas en centro de la capital.

A casi un año del crimen, Ronald espera la llegada de su juicio en el Tribunal donde se le realizará una audiencia para la aplicación exclusiva para las medidas de seguridad.

Es decir, que la Fiscalía General de la República (FGR) está buscando mantenerlo aislado de la sociedad dentro de un centro psiquiátrico y no en una cárcel convencional.

Comentarios