Las acusadas recogían la extorsión de un grupo que aseguraba ser parte de la pandilla Barrio 18.
En junio de 2018 el Juzgado de Concepción Batres, en Usulután, decretó medidas de protección por seis meses a favor a la víctima y a pesar de las restricciones, el imputado continuó acechando a su expareja, hasta asesinarla.
El día en que la víctima llegó a hacer los oficios a la casa del pastor, este la lanzó a su cama, le quitó la ropa y la agredió sexualmente. Después, le dijo a la menor que le regalaría un celular y $10 para que no dijera nada de lo ocurrido.
El crimen ocurrió el 18 de abril de 2022. Los hombres empezaron una discusión mientras ingerían licor. El condenado se retiró de lugar, pero luego regresó con un revólver y le disparó a la víctima.
Tras ser víctima de violencia física y psicológica, la mujer decidió alejarse del agresor en febrero del 2022, razón por la que el hombre la amenazó con hacerle daño si no regresaba con él.
La mujer fue llevada al Hospital General del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, en donde fue ingresada, pero falleció debido a las lesiones graves que sufrió en la cabeza y en el tórax.