El día del crimen, los coyotes recogieron a la familia en horas de la madrugada para iniciar el viaje ilegal a Estados Unidos y llevaron a sus integrantes a un terreno en el cantón La Shila, del Puerto de La Libertad. Allí, los asesinaron a balazos.
La Fiscalía los acusó de permitir que las pandillas se fortalecieran económicamente entre los años 2012 y 2013 a cambio de una disminución de los homicidios para favorecer políticamente al Gobierno de turno.
Las investigaciones determinaron que los condenados cometieron los crímenes en los departamentos de Usulután y San Miguel entre los años 2002 y 2009.
En el juicio, los condenados confesaron el crimen. Además, deberán pagar una cantidad de dinero en concepto de responsabilidad civil a la víctima.