• Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Política - Artículo de opinión

Vanda Pignato: Carta a los candidatos a la presidencia: El Caso Imelda

Vanda Pignato
Vanda Pignato.
Vanda Pignato: Carta a los candidatos a la presidencia: El Caso Imelda

El Caso Imelda —la joven mujer víctima de violencia sexual reiterada, quien fue absuelta y liberada esta misma semana después de haber sido mantenida más de un año y medio por una acusación de homicidio agravado— nos debe hacer reflexionar sobre la situación general de las niñas y adolescentes en El Salvador.

Imelda fue violada repetidas veces por su padrastro, desde que era una niña y durante toda su adolescencia, mientras –además– sufría violencia psicológica y emocional por parte del mismo agresor, quien la amenazaba con echar de la casa a su familia o, peor aún, matarles si ella “hablaba”.

En El Salvador, miles de Imeldas sufren violencia de género día a día. Los datos en el último Informe sobre el Estado y Situación de Violencia contra las Mujeres en El Salvador 2018, indican que casi la mitad de las mujeres (43.4 por cada 100) sufren violencia sexual a lo largo de su vida, desde que son niñas y adolescentes.

Es justamente esa victimización sexual una de las causas de los altos niveles de embarazos en niñas y adolescentes en el país, lo cual tiene un alto impacto a nivel individual y nacional; a nivel individual, afecta la calidad de vida y la salud de las niñas, adolescentes y jóvenes; dificulta o impide la realización de sus proyectos personales y reproduce el círculo de la pobreza y de la exclusión; y a nivel nacional, frena el desarrollo económico, cultural, político y social del país.

“¿Por qué Imelda no denunció a su violador desde el primer momento?” “¿Cómo fue posible que no supiera que estaba embarazada?” ¿Por qué no dijo nada antes?” Preguntas como las anteriores y muchas más sobre Imelda están presentes en las redes sociales, en medios de comunicación y en las conversaciones sociales. Muchas críticas y juicios anticipados se hicieron a esta joven mujer, privada de su libertad durante meses por un delito que ahora la justicia dice que no existió y que no cometió.

Pero el caso de Imelda –como el de muchas otras más– revela las respuestas a cada una de esas críticas disfrazadas de preguntas: la ausencia de una verdadera educación integral de la sexualidad, la falta de una formación y empoderamiento de los derechos humanos en todas las niñas y adolescentes, el terror cotidiano al agresor de quien se depende totalmente, la vergüenza y el temor al juicio “moral” de la familia y la sociedad, el desconocimiento y el todavía difícil acceso a los mecanismos de denuncia y protección oportuna y diligente para las niñas, adolescentes y mujeres; en general son algunas de las razones que mantienen a las víctimas sufriendo en el silencio, llevándolas inclusive, a ser víctimas de feminicidio. 

Para Imelda, y para todas esas maravillosas mujeres defensoras de derechos humanos y organizaciones que la acompañaron, hay hoy una justicia parcial pues se le absolvió del crimen que le imputaban, pero falta que su violador sea sancionado, que la administración de justicia le indemnice por haberla mantenido en prisión por un delito que no cometió y que el Estado, en general, le repare en sus derechos.

Pero, además, para prevenir que más niñas y adolescentes como Imelda puedan seguir sufriendo violencia de género, propongo a los candidatos presidenciales que se comprometan a:

1- Garantizar de forma concreta la ejecución de las políticas y normativas que garantizan los derechos de las mujeres y las niñas mediante la definición de compromisos, metas e indicadores para el cierre de brechas para la igualdad en el Plan Quinquenal de Desarrollo.

2- Definir y ejecutar una política de prevención y atención de la discriminación y violencia contra las mujeres en las instituciones del Estado, que posibilite avanzar hacia una cultura institucional y social de CERO tolerancia en las instituciones públicas, con mayor énfasis en centros escolares y de salud.

3- Definir una política presupuestaria y fiscal que garantice los recursos para el alcance de las metas hacia la igualdad sustantiva vinculadas a los objetivos de desarrollo sostenible al 2030.

4- Implementar una campaña y estrategia permanente de promoción de cultura libre de discriminación de género que incluya las medidas afirmativas y políticas necesarias para el empoderamiento económico de las mujeres, incluida de forma estratégica la política de corresponsabilidad en los cuidados.

Ustedes saben que bien podemos decir, sin exageración alguna, que todas somos Imelda. Todas las mujeres padecen los síntomas de una cultura machista, responsable de tanta violencia, prejuicios y discriminación. Es un drama insoslayable de que tendrá que hacerse cargo quien gane las elecciones. Y deseo, entonces, que asuman ustedes ese compromiso ahora.

Gracias

@pignato_vanda

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