La víctima fue golpeada con un machete antes de ser abusada sexualmente por su pareja sentimental.
El líder religioso también trabajaba como conductor de transporte escolar, trabajo del que se valió para conquistar a la niña.
La víctima luego de varios años de callar los hechos se decidió a acusar a su agresor.
El hombre se le acercó a la víctima, la tomó del cuello y la tiró al suelo para golpearla y despojarla de sus pertenencias. Fue condenado a cinco años de cárcel.
Las víctimas, quienes se habían perdido por lo que ingresaron a la comunidad, murieron por politraumatismo, heridas de cuello con arma blanca y estrangulamiento, según dijo Medicina Legal.
Los chicos eran internados del seminario de menores y vivían aislados de sus familias con quienes tenían contacto una vez al mes o menos.
La niña guardó silencio porque el imputado la amenazó a muerte a ella y le dijo que atacaría a su madre.
Mientras que el padre de la niña, identificado como Jaime Lizandro Calderón Reyes, le fueron impuestos tres años con reemplazo por los delitos de abandono y desamparo, lo que indica que él no va ir a prisión sino que va tener que realizar trabajo comunitario.
Otro elemento policial que estaba siendo procesado por este caso fue absuelto de cargos.
José B. fue condenado a 20 años de cárcel tras ser encontrado culpable de violar a la menor desde que tenía 12 años. La madre, que consentía los abusos, fue condenada a 26 años de prisión.
