En junio de 2018 el Juzgado de Concepción Batres, en Usulután, decretó medidas de protección por seis meses a favor a la víctima y a pesar de las restricciones, el imputado continuó acechando a su expareja, hasta asesinarla.
El día en que la víctima llegó a hacer los oficios a la casa del pastor, este la lanzó a su cama, le quitó la ropa y la agredió sexualmente. Después, le dijo a la menor que le regalaría un celular y $10 para que no dijera nada de lo ocurrido.
Tras ser víctima de violencia física y psicológica, la mujer decidió alejarse del agresor en febrero del 2022, razón por la que el hombre la amenazó con hacerle daño si no regresaba con él.
El exagente fingió realizar un allanamiento y aisló a las cuatro víctimas, a quienes asesinó con un arma blanca.
El 19 de marzo del 2022, en medio de una reunión con bebidas alcohólicas, surgió una discusión entre el homicida y el agente policial. A raíz de ello, el asesino sacó un arma de fuego y le disparó varias veces a la víctima.