El religioso intentaba demostrar su fe frente a sus feligreses y terminó siendo alimento de los cocodrilos en un río de Zimbabue.
El condenado es el mismo delincuente que se entregó tras un largo tiroteo en un cerro en Ayutuxtepeque. En esa ocasión le pidió perdón a su madre "disculpame por meterme en tanto desvergue", le dijo.
El hombre les decía a sus víctimas que había recibido un mensaje divino para tener relaciones sexuales con ellos, ya que de lo contrario les pasaría algo a sus familias.
Según fuentes policiales, la camioneta de la que se bajaron dos matones para amenazar a otros conductores está registrada a nombre de la propietaria de los moteles Constitución y Masferrer.
El pastor principal de la iglesia cristiana Eben Ezer, del barrio la Vega, se valió de la amistad de un hombre para asociarse con él y estafarlo, según la acusación.
Según la Fiscalía los abusos iniciaron cuando el líder religioso convenció a la adolescente de ir a su casa a recoger objetos de utilidad para el culto.
Tras viralizarse, la imagen creó una fuerte polémica en la página de la fundación Huellitas, la cual calificó el hecho como "vergonzoso".
El hombre golpeó a su padrastro —ayudado por su madre—, hasta desfigurarle el rostro. Ahora se encuentra prófugo y enfrenta juicio como reo ausente.
Según una demanda presentada ante la Fiscalía, el supuesto líder religioso administra centros educativos desde hace 38 años en los que trabajan docentes pagados por el gobierno, mientras él cobra colegiaturas de colegio privado y a la vez recibe ayuda de un cooperante.
La versión web del periódico publicó una nota en la que cuestionaban las propiedades del predicador quien dejó entrever que ha recibido un avión y un tren bala.
