El testigo relató que vio cuando el pandillero llegó a la tortillería de la mujer, sacó una pistola y le disparó. Asimismo, le disparó a la otra víctima, quien en ese momento había llegado a comprar tortillas.
El hombre formaba parte de una estructura criminal dedicada al robo contra clientes de bancos. La banda delinquía en San Miguel, La Unión, Santa Ana y Chalatenango.
En junio de 2018 el Juzgado de Concepción Batres, en Usulután, decretó medidas de protección por seis meses a favor a la víctima y a pesar de las restricciones, el imputado continuó acechando a su expareja, hasta asesinarla.
El día en que la víctima llegó a hacer los oficios a la casa del pastor, este la lanzó a su cama, le quitó la ropa y la agredió sexualmente. Después, le dijo a la menor que le regalaría un celular y $10 para que no dijera nada de lo ocurrido.
Tras ser víctima de violencia física y psicológica, la mujer decidió alejarse del agresor en febrero del 2022, razón por la que el hombre la amenazó con hacerle daño si no regresaba con él.
El condenado llevó a la víctima a su casa y fue ahí donde cometió la violación, detalló la Fiscalía.