Los acusados tramitaban créditos personales con documentación falsa, haciéndose pasar como empleados del Instituto del Seguro Social (ISSS).
El supuesto empresario se valió de la confianza que tenía en él su amigo para que sin mayores trámites le diera un carro con la promesa que cuando su empresa progresara lo iba a recompensar.
El hombre fue condenado a prisión y deberá de responder por uno de los casos, los otros dos han quedado impunes debido a que las víctimas no se encuentran en el país.
Con los videos sexuales en su poder el hombre pedía grandes cantidades de dinero a sus víctimas para no darlos a conocer al público.
Los hombres en realidad fueron contratados por la cadena británica para supuestamente vender armas de guerra a periodistas.
Se presume que el hombre se lucraba de los niños haciéndolos pasar como sus hijos y con ello cometería el delito de trata de personas.
"Se van a ir al sistema de reparto porque le tienen miedo a la administración privada y los que se van a quedar en la privada le tienen miedo a la administración pública", argumentó Carlos Cáceres, Ministro de Hacienda.
